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AMÉRICA DEL SUR EN CUATRO RUEDAS

  • Carlien van Viegen
  • 1 abr 2016
  • 4 Min. de lectura

Cómo viajar un año entero por la linda América del Sur en tu propia casita de cuatro ruedas, con menos de 4 mil dólares en el bolsillo.

Cada día ofrece una nueva aventura. Estar libre. No trabajar. Aprender nuevas cosas. Conocer gente. ¿Imposible? El creativo Jaime Silva vive su sueño. Ya lleva ocho meses andando en el camino con su mejor amigo: El Gordo Fritanguero. Que lo ha llevado -casi gratis- desde Chile, pasando por Perú, Ecuador y Colombia. ¿Y el secreto? El Gordo funciona con aceite vegetal reciclado.

Detrás de las gafas

Encuentro a Jaime en la esquina de una calle bogotana y cuando estoyinspeccionando su auto: 99% ACEITE VEGETAL RECICLADO. Una apariencia fuerte; una barba de canas de la vida, ropa de viaje, zapatos de caminante y unas gafas negras (en la noche). -Le explico!-, y abre entusiasmado el capó para mostrarme


cómo funciona. Cuando habla, tiene voz dulce y al quitarse las gafas, veo salir unos ojos azules suaves y voy dándome cuenta que el dueño de este auto es un muy vacano, hippie Chileno.

Quién no le ayudaría

Conseguir el aceite no es tan difícil. -Simplemente entro a los restaurantes y pregunto si les sobra aceite usado. La mitad de las veces tengo suerte. También tengo algunos patrocinadores: dos universidades ya me han regalado 300 litros. ¿Cómo se sentiría andar en un auto lleno de aceite? me pregunto. Luego, cuando Jaime estaciona su pedazo de arte móvil en frente de un semáforo, de repente me dan ganas de papas fritas. ¿O son hamburguesas lo que huelo? No sólo es el olor a comida, también papas y hamburguesas reales llegan a Jaime. Todo el mundo lo quiere tener en su mesa y lo quiere conocer. Una ciclista golpea en la ventanilla, -¿Su auto conduce con aceite?-. Aparece una sonrisa grande en la cara de Jaime: -Así es todo el tiempo-.



En casa La vida en el Landrover es agradable; hay una estufita y las sillas de atrás forman la cama. Uno fuma, brinda, hace el amor y comparte historias en esta casita cálida. Amigos nuevos y viejos han viajado en El Gordo Fritanguero y han dejado sus marcas. En el momento de partir era un vehículo completamente pelado, ahora está lleno de arte. Pinturas de manos de diferentes nacionalidades en el exterior de las puertas, suvenires de diferentes lugares del mundo por dentro que forman en él, un carácter especial.


Reciclar El tema reciclar es muy importante para Jaime, no sólo conduce con líquidos reciclados, en su casita de Chile el 80% de las cosas son recicladas. -Somos responsables de cómo dejaremos el mundo para nuestros niños. Tenemos que cuidar el paraíso donde vivimos. En el comienzo la gente de mi pueblo me miraba como el hippie loco, pero ahora siguen mi ejemplo y experimentan las ventajas de reciclar-.


Amor por la naturaleza ¿Qué pasa cuando se tiene que ir al baño? -La pacha mama!!-, sonríe Jaime. -La naturaleza me ofrece todo lo que necesito. Sin miedo pongo mi auto debajo de un árbol para dormir. Solo voy a ciudades cuando necesito comprar cosas. Acá no puedo parquear mi carro en la calle y cerrar los ojos, tengo que buscar un parqueadero o contar con la colaboración de la gente. Aunque casi siempre todo sale bien. Ayer conocí a un compatriota al que le pedí una ducha. Finalmente me quedé una semana! La gente es increíblemente hospitalaria. Hasta accesorios para El Gordo me han regalado-.


Conectarse con el mundo -El Gordo me da la oportunidad de conectarme con la gente, con el mundo. Es la belleza de él la que genera que empiecen a hablarme. Tenemos una química muy buena-, Jaime se ríe. -Juntos atraemos mucha gente, rica y pobre. A través de él he encontrado muchos amigos, he aprendido mucho, he podido escuchar historias lindas y compartir partes de mi viaje. Estoy muy agradecido por esto-.


Viajar está en la sangre ¿Cómo surge la idea de hacer un viaje así? -Siempre he sido el viajero de la familia. Los últimos cuatro años sólo vuelvo a casa para poder ganar plata y seguir viajando. Mientras tanto he estado en 28 países, en todos los continentes, salvo África. Hice autoestop, dormí en casas de mucha gente, todo con poca plata. Descubrí que no necesito mucho. Un día conocí a un Gringo que me contó entusiasmado sobre conducir con aceite reciclado. Descubrí que realmente no es difícil. Todo el mundo pensaba que estaba loco. Loco o no, acá estoy en Bogotá, después de 8 meses vagando en aceite-.


Libertad -Se dice que en la vida tienes que escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. Yo he plantado este árbol. Crece cada día. Esta manera de vivir me hace joven, estoy lleno de energía. Mucha gente me dice que me envidia. Les parece muy valiente que dejé todo, hasta ‘mis seguros’. La única cosa que es segura es que vamos a morir. Si tengo que morir ahora, moriré feliz. ¿Y qué es “todo”? Yo tengo todo lo que necesito, estoy satisfecho. Antes de viajar siempre estaba estresado. Ganaba bien, pero mi salud era un desastre. Ahora estoy libre. Más feliz que nunca-. ¿Miedos? No los tiene. -¿De qué tendré miedo? Ya no necesito preocuparme por cosas materiales. La libertad no tiene precio. Estoy free as a bird-.

 

 
 
 

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