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Lupercio Cárdenas recuerda que en su juventud salía a contemplar los valles, las montañas y lagunas del Páramo de Sumapaz, considerado el más grande del mundo y uno de los más bellos lugares de Colombia.

 

Consciente del deterioro ocasionado por la mano del hombre y hoy, nostálgico, añora la fauna que difícilmente podrá volver a observar debido a la los cambios en los ecosistemas y a las cacerías indiscriminadas, prácticas a las que el asistía, sin embargo, arrepentido y optimista, sabe que no todo está perdido, ya que se ha tomado una conciencia medio ambiental seria con respecto al cuidado y conservación del páramo. 

 

El sueño de José es dejar un legado con las experiencias adquiridas a través del tiempo, para que las futuras generaciones y las personas que lleguen a visitarlo, comprendan la importancia de la preservación del majestuoso Sumapaz. 

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